miércoles, 24 de octubre de 2007

Consideraciones sobre Alternativas Semipresidenciales y Parlamentarias de Gobierno

Con la llegada de la democracia se reunieron un grupo de intelectuales para debatir y proponer cual seria el mejor sistema político que Chile debía seguir, para reorganizar un camino político que se había truncado con el golpe militar de 1973 y que comenzaba a reconfigurarse desde 1988.


En esta ocasión se reunieron en Santiago emblemáticos politólogos, como Giovanni Sartori, Arend Lijphart, Humberto Nogueira, Arturo Valenzuela entre otros connotados cientistas.

A continuación un análisis de lo expuesto en aquella ocasión.

Giovanni Sartori:

El Profesor Sartori comienza su discusión planteando la siguiente pregunta ¿Cuál, a nuestro juicio, puede ser el mejor sistema de gobierno para Chile? Dando un punto importante antes de responder esa pregunta, cual es el real sentido de la estabilidad de los gobiernos (refiriéndose a la duración de ellos), aquí Sartori hace hincapié en que los gobiernos pueden perdurar pero no hacen nada, de modo que la duración es función de inmovilismo. En ese sentido los gobiernos de corta vida pueden ser muy eficaces.

A la vez, desde el punto de vista de la legitimidad, la democracia no tiene alternativa, aun cuando puedan tener un desempeño deficiente son difícil de derrocar, ya que no hay otro camino desde el fin de la guerra fría.

En ese entonces la discusión giraba en torno a que si Chile debía girar hacia un sistema parlamentario, Sartori, admite (no siendo partidario de este sistema) que esta forma de gobierno tiene la fuerza lógica o una importante justificación a su favor, “la norma del juego en cualquiera democracia es el gobierno de la mayoría” con lo que quiere decir que en una democracia los conflictos se resuelven conforme a la regla de la mayoría. Siendo este el caso, un gobierno sólo puede gobernar cuando cuenta con el respaldo de una mayoría en el parlamento. En consecuencia, hay una justificación poderosa para decir que los sistemas que funcionan son parlamentarios, en el sentido que requieren y deben obtener un apoyo mayoritario en el parlamento.

Es en este punto donde cae el gran problema de los sistemas presidenciales y la separación de poderes, “Al presidente se le confiere mucho poder en la Constitución, pero de hecho él puede no tener suficiente adhesión en el parlamento como para sostener ese poder. En el caso de contar con el respaldo de una mayoría en el parlamento, y de ser ésta una mayoría sólida, el presidencialismo funciona”.

Sartori, se pregunta si este es el sistema a formular, y si lo es, cual tipo de parlamentarismo debería tratar de formar Chile. Poniendo dos grupos con ejemplos de sistema parlamentario como los caso de Inglaterra, Quinta República de Francia, la Kanzlerdomokratie alemana. Luego un segundo grupo de países: Suecia, Noruega, Japón y España.

Para crear estos grupos, Sartori, toma como criterio determinante, la efectividad del gobierno, cumpliendo cabalmente la suma de eficiencia-eficacia

La sustancia consiste en ver qué variables afectan el desempeño, de un gobierno eficaz.

-El número de partidos relevantes
-El grado de polarización
-La disciplina partidaria.

Primera variable, el numero de partidos relevantes: Según Sartori la lógica es que cuando hay más de dos partidos relevantes, generalmente se producen gobiernos de coalición; y de ser así, mientras más grande sea la coalición (mientras mayor sea el número de participantes) mayor será el número de disputas.

Segunda variable, el grado de polarización: todo depende de cuán distanciados estén los partidos entre sí. Si están cerca unos de otros, entonces cualquier sistema funciona bien: es una democracia sencilla, no difícil. Cuando el grado de polarización es bajo, el conflicto siempre será susceptible de resolución.

Tercera Variable, disciplina partidaria: esto es muy importante en el caso de América latina según Sartori, los regímenes parlamentarios requieren de disciplina partidaria

En síntesis, el número de partidos relevantes debe ser pequeño, el grado de polarización ha de ser bajo y la disciplina de partido debe ser fuerte.

Luego de enunciar estas variables, Sartori, trata de analizar la idea enunciada por Manuel Antonio Garretón y el ex ministro Francisco Cumplido, de “Presidencialismo parlamentario” haciéndose la pregunta ¿qué tipo de sistema es ése? Dando como respuesta que la relación entre el presidente y el parlamento podría hacerse de facto del tipo parlamentaria, es decir, concebir la idea de que el presidente ceda ante el parlamento.

Arend Lijphart también está en favor de la solución parlamentaria; De hecho, Lijphart aboga por su propia forma o fórmula de parlamentarismo, es decir, la "democracia consensual".

Ahora acercándose aun mas al caso de Chile se refiere a las reformas que deberían llevarse acabo para empezar a moldear el sistema político chileno. Aquí comienza la discusión respecto a las reformas que requiere Chile para comenzar a reorganizar el sistema político nacional.

La primera reforma atañe a la ley electoral. En el momento de la discusión, el sistema electoral para Sartori era inaceptable y de transición, puesto que fabrica al segundo ganador haciéndose la pregunta ¿y luego que? Planteando un sistema no proporcional, pero con segunda vuelta, estableciendo una barrera del cinco por ciento, reconociendo que estas son las barreras para eliminar a los partidos chicos.

Dieciséis años después podemos responderle a Giovanni Sartori su pregunta, ¿y luego que? Y la respuesta seria, el mismo sistema que cuando inicio su discusión respecto al sistema electoral perdura hasta hoy, colocando en el tapete el tema, recién ahora. Con anterioridad se a puesto en la agenda política este tema, pero nunca se a llegado a un acuerdo, ¿habrá que esperar que esta vez sea la excepción?, en forma personal creo que no.

Otra reforma posible que enuncia Sartori es pasar de un presidencialismo a un semipresidencialismo (del tipo francés). El modelo francés representa un riesgo menor para Chile, porque, el clima ha cambiado. Ya casi no existen partidos antisistema; el marxismo murió, y los vientos de la historia se han revertido. De acuerdo a estas premisas, Sartori cree que el modelo francés tiene méritos


Humberto Nogueira:

El Profesor Nogueira comienza su exposición haciendo alusión a puntos planteados por Sartori, y aquí entra a referirse al problema de si la negociación contribuye o no a la eficacia y a la gobernabilidad del sistema político. Tomando en consideración fundamentalmente la experiencia chilena, refiriéndose a esta solo como una hipótesis; que si los mecanismos institucionales hubiesen favorecido la formación de coaliciones de gobierno, y no lo contrario, los partidos políticos de gobierno, así como los de oposición, habrían sido más responsables en su conducta política bajo el imperio de la Constitución de 1925.

En primer lugar: los partidos de gobierno. En la medida que haya mecanismos de colaboración de poderes o de flexibilización del sistema, un partido de gobierno que no apoya realmente al gobierno hace que éste sea derribado, porque la oposición, en definitiva, lo va a hacer caer por un voto de censura si no cuenta con el respaldo parlamentario necesario.

Segunda perspectiva: los partidos de oposición, al no tener ninguna posibilidad de acceder al gobierno, tienden a extremar sus políticas en el sentido de capitalizar el desgaste político del gobierno, incluso con fórmulas poco responsables. Pero si ellos fuesen a asumir el gobierno y tuviesen que implementar políticas en el corto plazo, sus posiciones no serían tan extremas o tan demagógicas, según sea el caso. Por lo tanto, en estas situaciones tenemos actitudes irresponsables de las fuerzas de gobierno y de las fuerzas de oposición.
Aquí el Profesor Nogueira da en el clavo, al mencionar estas palabras ya que esto es lo vivimos y vemos a diario 16 años después de haberlo planteado.
El actuar de la oposición se baza en hacer caer al gobierno como de lugar, usando terminologías como “Desalojo” (en alusión al libro escrito recientemente por Andrés Allamand), pero lo que no esperaba en ese instante el profesor Nogueira era que aparecieran actores relevantes de la oposición como lo es Joaquín Lavin o Pablo Longueira, que ahora se autodenominan como Bacheletistas - aliancistas, este nuevo ente hibrido de la política chilena contradice todo lo planteado en ese entonces por los expositores, o que por el otro lado se empiecen a enarbolar los lavinistas - concertacionistas, desdibuja el orden imperante de oficialismo – oposición.

Será el comienzo de una nueva forma de ver la política o solo será una pirotecnia de los actores para hacer uso de los medios de comunicación en un momento en el que el gobierno no pasa por sus mejor momento, pero bueno, esto es una discusión que se solo podrá develar en el largo plazo, ahora volvamos a lo planteado por el Profesor Nogueira

El profesor Nogueira menciona que el desempeño del sistema político puede mejorar bastante si se logra una descentralización efectiva del poder, vale decir, si no todo el poder se concentra en el gobierno central y se logran gobiernos regionales efectivos. Ello también favorece la despolarización del sistema, pues permite de alguna manera repartir poder, y quienes no alcanzan al gobierno nacional pueden llegar a los gobiernos regionales

Y los gobiernos regionales pueden contribuir, asimismo, a generar líderes de reemplazo a nivel nacional, con experiencia de gobierno y de administración, porque cuando se asume la gestión de gobierno, el esquema ideológico tiende a verse superado por la necesidad de administrar y de hacerlo con eficacia.

Y como último punto el profesor Nogueira discrepa de lo planteado por Sartori. Planteando en primer lugar, que la historia chilena del presente siglo muestra claramente que tiene un sistema multipartidista enraizado histórica y culturalmente; un sistema que no es posible destruir mediante ingeniería puramente electoral. De hecho, con la ley electoral que se aplicó en esta etapa de transición, lo que se intentó fue destruir ese sistema de partidos. Sin embargo, de alguna manera fue incoherente, porque, obviamente, el sistema que se implemento no es mayoritario ni proporcional, según los principios advertidos por el politólogo alemán Dieter Nohlen, vale decir, “El principio de decisión y el de representación. Porque para que realmente fuera mayoritario, el partido con más fuerza debía obtener más del doble de la votación del segundo partido, y eso es prácticamente imposible en una sociedad fraccionada como la chilena.”


Giovanni Sartori:

En respuesta Giovanni Sartori, asevera no estar defendiendo un sistema presidencial, y no tiene dificultades con gran parte de la argumentación expuesta por Humberto Nogueira. Recogiendo algunos aspectos que a continuación expongo.

La noción de coalición en sí no es muy significativa. El problema es si las coaliciones (aquí se refiere a coaliciones de gobierno) son coaliciones cohesivas. Y este es el caso cuando los partidos que están juntos en el gobierno tienen suficiente semejanza ideológica como para llegar a acuerdos, para negociar, y, en consecuencia, para tomar decisiones. Mientras mayor sea la polarización, mayor será la contienda al interior de la coalición y, por tanto, mayor será el inmovilismo de la coalición.

Por otro lado, el sistema de segunda vuelta, en primer lugar, es un sistema muy flexible; hay muchas maneras de organizarlo. Por tanto, de ningún modo destruye el multipartidismo. Pero sí destruye a los partidos "extremos", a los que están tan distanciados de los demás como para que pueda haber transferencias de votos hacia ellos.

Arturo Valenzuela:

El politólogo Arturo Valenzuela aboga por analizar e investigar la interrelación entre el sistema de partidos políticos, y el sistema institucional o constitucional por otro.

Existe un desfase ente el sistema de partidos políticos y el sistema institucional o, para decirlo de otro modo, una falta de congruencia entre las divisiones societales y sus reflexiones políticas y el sistema político de corte presidencial.

¿Por qué? Se pregunta Valenzuela, y responde; por la sencilla razón de que un sistema presidencial, para funcionar coherentemente, requiere de una mayoría para el presidente en el parlamento. Valenzuela recoge lo planteado por Juan Linz respecto al sistema presidencial, este sistema es uno de doble soberanía, donde tanto el presidente como el parlamento reclaman, cada cual, ser el genuino representante de la soberanía nacional. La competencia natural entre los dos poderes sólo se puede aminorar si el Ejecutivo goza de un apoyo mayoritario en el parlamento, o de su partido o de una coalición de partidos afines.

La clave del sistema político chileno es que era virtualmente imposible crear gobiernos de mayoría. Todos los presidentes contemporáneos fueron elegidos por minorías y tenían apoyo minoritario en el parlamento, contribuyendo a exacerbar el conflicto político.

Luego de tocar este punto, Valenzuela retoma lo expuesto por Sartori respecto a los beneficios de la segunda vuelta, a pesar de esto, encuentra una gran debilidad en este sistema, que a la vez se puede transformar en un peligro.

El peligro de la segunda vuelta es que el compromiso político, la alianza temporal que se estructura entre el candidato ganador y los partidos que no llegaron a la segunda vuelta, es una alianza temporal meramente instrumental, sin garantía que se pueda mantener para el futuro. Incluso el sistema de segunda vuelta tiende a sobredimensionar al candidato ganador que se cree presidente por el apoyo mayoritario del país, olvidándose de que el apoyo mayoritario fue en cierta medida artificial. Al sobredimensionar su apoyo político, al interpretarse como depositario de la soberanía nacional, el nuevo presidente tendría mayor tentación para gobernar por sí solo, ignorando a los aliados instrumentales y a las mayorías opositoras en el parlamento. Por lo menos cuando un presidente minoritario, al no existir la segunda vuelta, tiene que ser elegido por el parlamento, mantiene mayor conciencia que su elección es producto de alianzas políticas y que su gestión de gobierno depende de la mantención de aquellas alianzas.

Arend Lijphart:

El cientista político Arend Lijphart, se inclina por un sistema parlamentario puro por sobre los semipresidenciales y los presidenciales, porque como señalara Sartori, el parlamentarismo es más conducente a la moderación. La explicación más sencilla es tomar el caso nacional y decir que Chile es una sociedad dividida que no puede ser fácilmente presionada en forma artificial hacia un esquema bipartidista. Lo normal para Chile sería tener un sistema multipartidista.

También dice que sería más saludable tener un sistema multipartidista moderado que un sistema multipartidista extremo. Considera que un sistema parlamentario es más conducente a la cooperación entre los partidos y a la formación de coaliciones que un sistema presidencial, el cual, en virtud de su propia naturaleza, tiende a ser un sistema en que "el ganador lo obtiene todo".

Ahora haciendo una comparación entre el semipresidencialismo y el presidencialismo Lijphart menciona lo siguiente.

El primero de ellos tiene varias ventajas. La primera es que resuelve el problema de un completo desacuerdo entre el presidente y el poder legislativo, de manera que cuando se produce ese desacuerdo, éste se puede solucionar yendo básicamente a un sistema parlamentario. En vista de que el problema del desacuerdo es una de las grandes dificultades del presidencialismo.
La otra razón por la cual esta a favor del sistema semipresidencialista, como segunda opción, es porque puede servir como fase de transición para acostumbrar a las personas, que aún no están habituadas a los procedimientos parlamentarios y a los juegos parlamentarios.

martes, 16 de octubre de 2007

Las Funciones del Conflicto Social, Lewis Coser

En las siguientes lineas podran encontrar un resumen del libro "Las Funciones del Conflicto Social" escrito por Lewis Coser, del Fondo de Cultura Economica, la idea es poder entregar una pequeña herramienta para entender una parte de la Teoria del Conflicto.

De todos modos recomiendo leer el libro completo, lo pueden encontrar en la biblioteca de la facultad de ciencias economicas y administrativas de la Universidad de Chile



"El Lado malo es el que produce el movimiento que hace la historia, al generar una lucha"
Karl Marx: La miseria de la filosofia



Proposición 1: Funciones Conectivas del grupo, desarrolladas por el conflicto.

El conflicto es un agente muy importante para establecer la plena identidad y autonomía del ego, o sea, para la diferenciación plena de la personalidad, con respecto al mundo exterior.

Simmel, afirma que el conflicto fija las fronteras entre los grupos internos en un sistema social, robusteciendo la conciencia de grupo y el sentido de la distensión, con lo que establece la identidad de los grupos dentro del sistema.
A la vez, la “repulsión” reciproca mantiene el sistema social total, pues crea un equilibrio entre diversos grupos.

El conflicto, con otros grupos contribuye a establecer y reafirmar la identidad del grupo propio y mantiene sus fronteras con relación al mundo social que lo rodea
Las enemistades consagradas y los antagonismos recíprocos conservan las divisiones sociales, y los sistemas de estratificaciones. Esos antagonismos tradicionales impiden la desaparición social, y determinan la posición de los diversos subsistemas dentro de un sistema total.

En las estructuras sociales que procuran un amplio margen de movilidad, es muy probable que exista atracción de los estratos elevados sobre los inferiores, así como hostilidad mutua entre los estratos. En este caso es frecuente que los sentimientos hostiles de los estratos inferiores tomen la forma de resentimiento, en la que la hostilidad va mezclada con la atracción. Esas estructuras tenderán a suministrar muchas oportunidades conflictivas, puesto que, como se vera mas adelante, la frecuencia de las posibilidades de conflicto varia directamente de acuerdo con la intimidad de las relaciones.

Conflicto Social, siempre denota una interacción social, en tanto que las actitudes o sentimientos son predisposiciones a entrar en acción, estas predisposiciones no conducen necesariamente al conflicto, el grado y el genero de legitimidad que posean el poder y los sistemas establecidos son variables decisivas que afectan al acrecimiento del conflicto.

Proposición 2: Funciones del conflicto en la protección del grupo, y significado de las instituciones que actúan como válvulas de seguridad.

El conflicto no siempre es disfuncional, para las relaciones dentro de las cuales acontece; con frecuencia el conflicto es necesario para mantener las relaciones. Si no cuentan con medios para evacuar la hostilidad de unos a otros, y para expresar su disentimiento, los miembros del grupo pueden sentirse completamente abrumados y reaccionar con la separación o apartamiento. El conflicto sirve para mantener las relaciones, al dejar libres los sentimientos de hostilidad aprisionados.

Los sistemas sociales suministran instituciones específicas que sirven para dar salida a los sentimientos hostiles y agresivos. Estas instituciones de válvula de seguridad ayudan a conservar el sistema, pues evitan los conflictos que de otro modo serian probables o reducen sus efectos destructores. Proporcionan objetivos sucedáneos sobre los cuales desplazan los sentimientos hostiles así como medios de abreaccion. Por medio de estas válvulas de seguridad, se impide que la hostilidad se dirija contra su objeto original; pero esos desplazamientos también implican un costo tanto como para el sistema social como para el individuo: se reduce la presión ejercida con animo de modificar el sistema y afrontar las condiciones cambiantes, y además acumula la tensión en el individuo, y crea posibilidades de una explosión catastrófica. La liberación de sentimientos hostiles sobre un objetivo sucedáneo crea una nueva situación de conflicto con ese objeto.

Proposición 3: El conflicto Real y el Irreal

La distensión entre conflicto real y conflicto irreal implica una abstracción conceptual de la realidad concreta, las situaciones de conflicto real pueden estar acompañadas, especialmente cuando no existen condiciones adecuadas de lucha, por sentimientos ficticios que en su origen representan sendas desviaciones.

Los conflictos irreales aunque también implican interacción entre dos o mas partes, no son ocasionados por los fines rivales de los antagonistas, sino por las necesidades de liberar cuando menos la tensión de uno de ellos. En este caso la elección de antagonistas depende de determinantes que nos están directamente relacionadas con el asunto en disputa, y no esta orientada hacia el logro de resultados específicos.

Proposición 4. El conflicto y los impulsos hostiles

Los impulsos agresivos u hostiles no bastan para explicar el conflicto social. El odio, lo mismo que el amor, requiere un objeto. El conflicto solo puede surgir en la acción reciproca entre objeto y sujeto, siempre supone una relación.

El conflicto real no va necesariamente acompañado de agresividad u hostilidad, las tensiones en el sentido psicológico no siempre están asociadas a una conducta antagónica, aun así, puede ser conveniente odiar al contrario.

El propagandista confía que tal odio reforzara la participación emocional en el conflicto, y por lo tanto, fortalecerá la disposición de llevarlo hasta sus últimas consecuencias..

A la inversa, la principal función del mediador consiste en despojar a las situaciones antagónicas de todos los elementos ficticios de agresividad, de manera que los contendientes puedan discutir, con apego a la realidad las demandas divergentes que se manifiestan en la disputa.


Proposición 5: La hostilidad en las relaciones sociales de carácter íntimo

El antagonismo generalmente esta considerado como un elemento de las relaciones intimas. Las motivaciones convergentes y divergentes pueden estar tan entremezcladas en las relaciones reales, que solo pueden ser separadas con fines analíticos y de clasificación, mientras que las relaciones reales tienen un carácter unitario sui generis.

Puede afirmarse que las relaciones sociales de naturaleza íntima, caracterizadas por una frecuente acción reciproca y por plena participación de los participantes, incluyen en su estructura de motivaciones una ambivalencia esencial por el hecho de que contienen aspectos positivos y negativos inextricablemente entremezclados.

Proposición 6: A mayor intimidad de la relación, mayor intensidad del conflicto

Un conflicto es más apasionado y radical cuando surge de relaciones intimas. La coexistencia de unión y oposición en tales relaciones contribuyen a la acrimonia peculiar del conflicto. La enemistad pone de manifiesto reacciones mas hondas y violentas, a medida que es mayor la participación de los socios entre quienes se suscita.

En los conflictos dentro de un grupo cerrado, un sector odia al otro más intensamente en la medida que considera mayor la amenaza a la unidad e identidad del grupo.

Una mayor participación en la vida del grupo y una contribución mas completa de la personalidad de los miembros proporcionaran una mayor oportunidad para comprometerse en una conducta intensamente contradictoria y, por tanto, provocaran reacciones mas violentas en contra la deslealtad. En ese sentido la intensidad del conflicto y la lealtad de grupo son dos facetas de la misma relación.

Proposición 7: Impacto y función del conflicto en las estructuras de grupo

En la medida en que el conflicto significa el relajamiento de la tensión entre los antagonistas, llena funciones estabilizadoras y se convierte en un componente integrador de la relación, solamente aquellos que concierne a las metas, valores o intereses que no contradicen los supuestos básicos sobre los cuales se establece la relación.

Los grupos con una estructura no muy coherente y las sociedades abiertas, al permitir los conflictos, establecen salvaguardas contra el tipo de conflicto susceptible de poner en peligro el consenso fundamental y por lo tanto disminuirá el peligro de divergencias que afecten los valores esenciales. La interdependencia de los grupos antagónicos y la inextricabilidad de los conflictos en tales sociedades, que contribuyen a dar cohesión al sistema social, por eliminación reciproca de los conflictos impedirán la desintegración a lo largo de una línea primordial de ruptura.


Proposición 8: El conflicto como índice de estabilidad de una relación

La ausencia de conflictos no debe tomarse como índice de la firmeza y estabilidad de las relaciones. Las relaciones estables pueden estar caracterizadas por una conducta conflictiva. La intimidad da origen a frecuentes ocasiones de conflicto, pero siempre que esas relaciones sean tenues, los participantes lo evitaran, temerosos de poner en peligro la continuidad de las relaciones.

Cuando las relaciones íntimas están caracterizadas por frecuentes conflictos más bien que por acumulación de sentidos hostiles y ambivalentes, podemos hallar una justificación con tal de que dichos conflictos no afecten al consenso básico, considerando estos frecuentes conflictos como índice de la estabilidad de las relaciones.

Proposición 9: Los conflictos con grupos extraños aumentan la cohesión interna

El conflicto con otros grupos conduce la movilización de energías, entre los miembros del grupo propio, y por tanto al robustecimiento de la cohesión del mismo.

Que la tendencia a la centralización acompañe a un robustecimiento de la cohesión, depende tanto del carácter del conflicto como del tipo de grupo, la centralización aparecerá como mayor probabilidad en el caso de un conflicto bélico y en estructuras diferenciadas que requieren una marcada división de trabajo.

El despotismo parece guardar relación con una falta de coherencia; se requiere para llevar adelante hostilidades donde la solidaridad de grupo es insuficiente para movilizar las energías de los miembros.

En grupos empeñados en la lucha contra el enemigo exterior, el surgimiento tanto de la centralización como el despotismo, depende del sistema de valores comunes y de la estructura de grupo, con anterioridad a la iniciación del conflicto.

Proposición 10: El conflicto con otros grupos define la estructura de grupo y la reacción consecuente al conflicto interno

Los grupos consagrados a una lucha continua con el exterior tienden a ser intolerantes en el interior. No permiten sino desviaciones limitadas de sus miembros. Tales grupos tienden a adquirir un carácter sectario, se seleccionan a sus miembros en razón de características especiales, tienden a ser muy limitados en número y reclaman la participación total de sus miembros. Su cohesión social depende de la participación integra de sus afiliados, en todos los aspectos de la vida del grupo y se ve reforzada por la afirmación de la unidad de este en su lucha contra el disidente, la forma única de resolver los problemas que crea la disensión es la exclusión voluntaria o forzada del disidente.


Proposición 11: La búsqueda de enemigos

Los grupos militantes rígidamente estructurados pueden buscar enemigos reales con el propósito deliberado o el resultado inconsciente de mantener la unidad y la cohesión interna del grupo. Tales grupos realmente pueden percibir una amenaza externa aunque esta no sea ostensible. En ciertas condiciones que todavía necesitan ser explotadas, las amenazas imaginarias cumplen la misma función integradora del grupo que las reales.

La invención de tal enemigo fortalece la cohesión social que se ve amenazada dentro del grupo. De igual manera la búsqueda o la invesion de un disidente interno puede servir para mantener una estructura que se ve amenazada desde el exterior. Tales mecanismos del tipo “Chivo Expiatorio” aparecerán particularmente en aquellos grupos cuya estructura impide el brote del conflicto real dentro del grupo. Existen matices cambiantes entre la exageración de un peligro real, la atracción de un enemigo real y la completa invención de un agente amenazador.

Proposición 12: Ideologías y Conflicto

Los conflictos en los cuales los contendientes sienten que solo participan como representantes de colectividades y grupos, que no luchan para si, sino únicamente por las ideas del grupo que representan, probablemente serán más radicales y despiadados que otros cuya animadversión se mueve por razones personales.

La eliminación del elemento personal tiende a agudizar el conflicto, por la ausencia de elementos modificadores que los factores personales introducen normalmente. El moderno movimiento obrero marxista ejemplifica los efectos radicalizadores de la objetivación del conflicto. Los alineamientos ideológicos estrictos tienden a presentarse más bien en las estructuras rígidas que en las flexibles.

La objetivación del conflicto probablemente será un elemento unificador para los partidos contendientes como ambos persigan el mismo propósito: por ejemplo en las controversias científicas, en las que el asunto a debate es el establecimiento de la verdad.

Proposición 13: El conflicto liga a los contendientes

El conflicto puede iniciar otros tipos de interacciones entre las partes antagónicas, aunque no hayan existido previamente relaciones entre ellas. También ocurre dentro de un conjunto de normas que prescribe las formas en el que el conflicto suele solucionarse. El conflicto actúa como un estimulo para el establecimiento de nuevas reglas, normas e instituciones, convirtiéndose en un agente de socialización entre ambos partidos contendientes. Además el conflicto reafirma las normas latentes, y de esta manera intensifica la participación de la vida social.

Como un estimulo para la creación y modificación de normas realiza el ajuste de las relaciones a las condiciones modificadas.

Proposición 14: Interés en la unificación del enemigo

Teniendo en cuenta las ventajas de una organización unificada, con vistas a triunfar en el conflicto, debería suponerse que cada partido desea la falta de unidad de su antagonista. Sin embargo, esto no es siempre verdad. Si existe un equilibrio relativo de fuerzas entre contendientes, el partido unificado preferirá un adversario unificado.

La continua participación en conflictos tiende a propiciar la aceptación por ambos contendientes, de reglas comunes que regulen su desarrollo. Ahora podemos agregar que, bajo las condiciones descritas, el conflicto también exige una estructura orgánica, para facilitar la aceptación y la observación de reglas comunes.

Proposición 15: El conflicto establece y mantiene el equilibrio de poder

El conflicto consiste en una prueba de potencialidad entre partidos antagónico. El arreglo solo es posible si cada uno de los contendientes tiene la conciencia de su fuerza relativa. Sin embargo por paradójico que parezca, tal conocimiento, muy frecuentemente, puede solo ser logrado a través del conflicto, cuando resultan inexistentes al parecer, otros mecanismos, para probar la fuerza respectiva de los contendientes.

En consecuencia, la lucha puede ser una forma importante para evitar condiciones de desequilibrio, modificando las bases de la relación de fuerzas.
El conflicto lejos de ser destructor y desorganizador, puede, de hecho, constituirse en un medio de equilibrar, y por tanto, de mantener a una sociedad.

El conflicto establece nexos entre los contendientes, 1) crea y modifica las normas comunes necesarias para el reajuste de las relaciones, 2) conduce a cada una de las partes en conflicto, dada una cierta igualdad de fuerza, a preferir que la otra copie sus propia estructura de organización para que las técnicas combativas se igualen, 3) permite establecer mas precisa la fuerza relativa, y de esta manera sirve como un mecanismo equilibrador que ayuda a mantener y a consolidar las sociedades.

Proposición 16: El conflicto crea asociaciones y coaliciones

La lucha puede tener como resultado la unión de personas o grupos que, de otra manera, permanecerían desligados. De los conflictos en los que desempeñan un papel principal los intereses pragmáticos de los participantes, resultan asociaciones y coaliciones temporales, y no agrupaciones más permanentes y de mayor cohesión. Es mayor la probabilidad de que tal ocurra en estructuras flexibles que son sociedades rígidas, porque en estas los conflictos reprimidos estallan, tienden a asumir un carácter más intenso y, en consecuencia, más ideológico. Las coaliciones y asociaciones estructuran la sociedad individualista y evitan su desintegración por atomización. La mayoría de las coaliciones entre grupos existentes con anterioridad, están formados con fines exclusivamente defensivos, este hecho conduce a la creación de nuevas asociaciones y coaliciones, estimulando, así, una mayor participación social.